Puerto Plata, RD
La impactante noticia de que el astro del béisbol David Ortiz, el Big Papi, había resultado herido de varios disparos, trastornó la conciencia nacional la noche del 19 de junio del 2019, muchos no podíamos creer lo que leíamos en las redes y en los periódicos.
Similar impacto ha tenido la revelación realizada por el Boston Globe, de los hallazgos de la investigación del exjefe de la policía de esa ciudad, Ed Davis, en rol de investigador, detective privado, es mejor decir.
No es un detective cualquiera, no se trata de alguien que aprendió esas artes por correspondencia, es un experimentado investigador y exjefe policial de una ciudad importante de Estados Unidos, con múltiples reconocimientos, auxiliado por ex oficial de la CIA, Ric Prado, los de la CIA de otra cosa no sabrán, pero de obtener información saben. Lo que revelan, ya lo había dicho el controvertido abogado y figura de las redes sociales, Carlos Rubio, poco tiempo después del hecho, lo que no aminora el impacto que tiene en toda la sociedad sus revelaciones.
El que un detective privado descubra lo que no ven las fuerzas policiales no es nuevo, en nuestro país este tipo de servicios no son lo habitual, pero en Estados Unidos, Inglaterra y otros países es bastante común y si faltara más, las páginas de la literatura están llenas de personajes de estos, los más famosos Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle, Hércules Poirot y Miss Marple, de Agatha Christie, C. Auguste Dupin, de Edgar Allan Poe, el comisario Maigret de Georges Simenon y otros tantos.
Para muchas personas la teoría oficial de la confusión siempre fue débil, ¿cómo confundir un mastodonte de 6 pies y 3 pulgadas, 230 libras, aunque esté sentado, con un hombre común 6 o 7 pulgadas más pequeño, y con 50 u 80 libras menos?
Siguiendo la línea de razonamiento de los detectives más famosos de la literatura, lo primero que habría que analizar son los motivos, un aspecto en el que, lo revelado por Davis y el propio Ortiz al Globe no despejan todas las dudas, habría que auxiliarse de la teoría del caso de Carlos Rubio nuevamente, quien aduce que los celos habrían sido el motivo para que César Peralta, el Abusador, dispusiera la muerte del astro ya miembro del salón de la fama de Cooperstown. Que le habría quitado una novia y habría bromeado con ello en un grupo de WhatsApp dice, probablemente sin ánimos de ofender, pero sí de presumir, piensa uno. En definitiva, un motivo más que suficiente para que una figura de tanta influencia y dinero se sintiera “irrespetado”, palabra que sí aparece en la investigación.
Como diría Poirot: “La vida, señor Welman, sea lo que sea, no es razonable”.
La mayor pieza de convicción con relación al intento de ocultar el autor intelectual del atentado, lo es para nosotros, el testimonio del padre de David Ortiz. No deja lugar a dudas.
Hace bien el Ministerio Público en solicitar investigaciones de los detectives, analizarlas y ponderar los hechos, suficiente afrenta es que se haya atentado contra una gloria del deporte nacional.
El país merece la verdad.
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