Santo Domingo, RD Es cierto que las mascarillas no tienen que ser aburridas, pero sí deben cumplir con el propósito de reportar seguridad, no más vulnerabilidad a padecer cualquier otro problema de salud. Todo el mundo sabe que la nueva normalidad impuesta por la pandemia del coronavirus (covid-19) obliga a las personas a otros hábitos como son el distanciamiento social y el uso de esta pieza que parece que llegó para quedarse por un buen tiempo. Precisamente por entender que más allá de la moda, de los colores, diseños y estilos hay que procurar la protección real, es que representantes del Consejo Nacional de Importadores de Mascarillas recomienta el uso de este producto con sentido quirúrgico y las mascarillas KN95, las cuales tienen de tres a cinco capas. Además de su recomendación, alertan sobre el peligro que corren las personas cuando usan mascarillasdetela, pues a su juicio no basta con simplemente cubrirse la cara y nariz para proteger a los demás y a sí mismos deposibles contagios, sino que la realidad es que si la mascarilla no es quirúrgica, es lo mismo que no tener nada. Lo cierto es que pese a esta advertencia, cada vez más diseñadores se suman a la larga lista de personas que están proveyendo de la “famosa” pieza de una mascarilla atractiva y moderna. No es que difieren de las opiniones de voces autorizadas, pero aseguran que aunque le dan su toque tendencista, tratan de elaborar sus piezas tomando en consideración las medidas de lugar. Marisol Henríquez, Felipe de León, Juana Zapata y Vladimir Jiménez son algunos de los que más que diseñar y presentar al mercado una colección de los llamados ‘nasobucos’ (protectores de boca y nariz) han querido poner su arte al servicio de la población en momentos en los que la esperanza parece ser la mejor aliada de una población aterrada por la presencia del Covid-19. Para estar a tono con lo que establecen las autoridades están usando texturas nobles, y se amparan en diseños que apuesten a la protección de las personas. Coinciden en que están haciendo un trabajo para contribuir a la seguridad y al mismo tiempo aportarle elegancia, color, vida y alegría porque eso es lo que necesita la población ahora mismo.
Cubriendo la solidaridad Líneas de mascarillas divertidas y coloridas que plantean una forma de expresar el optimismo y la fe de que con la ayuda de Dios y el esfuerzo de todos se superará la pandemia, son las que presenta el diseñador Felipe de León. Con su colección ‘Mascarillas Felipe de León’ ha llevado un poco de aliento a instituciones sin fines de lucro que trabajan con niños y adultos mayores. “La idea es donar protección, ayudar con lo que sabemos hacer y dejar ese mensaje de esperanza que se necesita ahora mismo”, dice De León. Juana Zapata Vásquez es una dominicana que aunque reside en Italia, la crisis del covid-19 le agarró en el país. Ha aprovechado el tiempo poniendo a volar su imaginación, y el resultado ha sido una propuesta de cubre boca y nariz con la garantía de bien proteger al usuario con su salud y su imagen. “Están hechas de buen material. Se les puede hacer la prueba del spray y no deja pasar nada”, precisa la joven. Su residencia en el país está fijada en San José de los Llanos, San Pedro de Macorís. Las vende a través de las redes sociales y de amigas, ya que necesita mantenerse mientras está en el país sin trabajar, en lo que regresa a Italia en cuanto pueda hacerlo. La línea de mascarilla de Vladimir Jiménez es reusable. La confección para ayudar a la prevención de contagio del coronavirus, y con un propósito muy especial, contribuir con instituciones de bien social, como el Hospital Infantil Robert Reid Cabral, el cual recibirá el 50% de las ventas. Según explicó el diseñador, las mascarillas tienen tres capas. La primera está hecha de una mezcla algodón 70%-30%. La segunda es un filtro de tela y a tercera es 100x100 algodón hipoalérgenico .
0 Comentarios