Redacción L2 Santo Domingo Los adolescentes rebeldes sin causa son realmente adolescentes rebeldes con causa en la mayoría de los casos. Veamos esto. Cuando un adolescente comienza a mostrar conductas que no son las esperadas o las más adecuadas, como padres o tutores debemos tomar acción inmediata. Esto no quiere decir castigos, quiere decir que debemos prestar atención a sus conductas, que tengan sus consecuencias naturales por lo que sea que están haciendo, pero, sobre todo, mirar hacia nosotros como padres y ver que pueden estas conductas estar diciéndonos. Un adolescente no nace rebelde. Puede que tenga una personalidad fuerte y hayan sido niños difíciles, o hasta restantes. Pero el adolescente rebelde se va formando a lo largo de su experiencia de vida y relaciones interpersonales tanto dentro del seno familiar como fuera de este. Compromiso Una máxima que todo padre y madre debe tener si se quiere un buen antídoto para evitar las rebeldías, es “a mayor libertad, mayor responsabilidad”. Esto quiere decir que a un joven que se le priva de libertad de acuerdo a su edad, pero le damos mucha responsabilidad o le exigimos demasiado, crea un malestar interno que a corto, mediano o largo plazo repercutirá negativamente, y eso es un factor de riesgo para la rebeldía. Por otro lado, a un joven que se le da todo, y no se le exige nada, da pie a jóvenes merecedores. Existen muchas herramientas para tratar de ejercer nuestro rol de padres: terapias, libros y cursos. La invitación es tratar de hacer lo mejor posible y si nos encontramos en una encrucijada no postergar la búsqueda de ayuda, ya que los jóvenes lo que muchas veces están gritando a voces es: ¡Escúchame!