Más de 40 migrantes murieron en un bombardeo contra un centro de detención en la periferia de Trípoli, un ataque atribuido a las fuerzas del mariscal rebelde Jalifa Haftar, que lo desmienten, y que suscitó duras condenas internacionales y llamados a una investigación independiente.
El Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), con sede en Trípoli, atribuyó el ataque a las fuerzas rivales de Jalifa Haftar, el caudillo del este del país, que llevan a cabo una ofensiva para apoderarse de la capital, en un país hundido en el caos desde 2011.
Pero el portavoz de las fuerzas de Haftar, Ahmad al Mesmari, desmintió toda implicación en el ataque, y acusó al GNA de “fomentar un complot” para responsabilizarlos de la masacre.
El martes por la noche, un bombardeo aéreo dejó un agujero de unos tres metros de diámetro en el centro de este hangar de Tajura, en las afueras al este de Trípoli. Numerosos cuerpos yacían en el suelo del lugar, constató un fotógrafo de la AFP.
El centro de detención acogía a alrededor de 600 migrantes, en su mayoría eritreos y sudaneses, y dos de sus cinco hangares fueron alcanzados, según el responsable del centro Nureddin al Grifi. Unos 120 migrantes se encontraban en el hangar n∫ 3 que fue alcanzado de lleno.
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