En días recientes el agua mineral elaborada por Peñafiel México ha estado en el ojo del huracán, debido a un reporte de Consumer Reports que encontró niveles altos de arsénico en la bebida, por arriba de lo permitido para consumo humano.
Aunque la Profeco y la misma empresa han determinado que los niveles de arsénico varían y que actualmente son los “normales” para consumo humano, la duda ha quedado en el imaginario popular dejando, en algunos casos, de lado a otros alimentos y bebidas que igualmente pueden ser perjudiciales para la salud.
En marzo de este año la UNAM alertó sobre la ingesta del popular refresco de Cola, el cual surgió en un lejano 1886 como un jarabe que ayudaba a la salud pues “hacia bien a la digestión y aportaba energía”, al mencionar que, en la actualidad, puede causar sobrepeso, diabetes, cálculos renales, asma, descalificación, anemia, depresión, mala digestión, caries y hasta Alzheimer.
En su Gaceta, la máxima casa de estudios detalló que la mitad del contenido de la bebida es azúcar y “en condiciones normales un ser humano no puede ingerir esta cantidad porque vomitaría. Por ello, se le agregó ácido fosfórico, sustancia dañina que neutraliza el sabor dulce y hace posible beberla”.
“Además, la combinación de este ácido con azúcar provoca dificultad para absorber el hierro, lo cual podría generar anemia, mayor disposición para contraer infecciones, sobre todo en los niños, ancianos y mujeres embarazadas”, detalla el amplio reportaje de la Gaceta.
Sobre los niveles de obesidad, la UNAM detalló que los niveles de azúcar por ingerir Coca-Cola, Pepsi-Cola o Red-Cola aumentan rápidamente en la sangre, lo que causa una enorme secreción de insulina por lo que los azucares no se logran digerir y se transforman en grasa y en la subsecuente aparición de sobrepeso y obesidad.
En cuanto a los refrescos de cola light, la académica universitaria, Laura Moreno Altamirano, investigadora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, apuntó que son muy dañinos, y si se consumen en grandes cantidades producirían daños cerebrales, pérdida de memoria, confusión mental, Alzheimer, daños en la retina y al sistema nervioso.