Prestamistas de Santiago negaron que cometan maltratos y violación a la ley contra sus deudores, cuando estos no pagan las deudas.
Prestamistas dicen que no estafan, sino que resuelven problemas
PrestamIstas de Santiago consideran que su principal rol es resolver problemas y que han sufrido asaltos.
Ricardo Santana
ricardo.santana@listindiario.com
Santiago, RD
Prestamistas dijeron que han perdido sus fortunas “por hacer favores” a personas que están en apuros económicos y se quejaron que más que agradecer, muchas se convierten en sus enemigos. Por igual, lamentaron que muchos a los
que con buena fe les han prestado dinero rápido, le han quedado mal y otros se han marchado de la zona donde residían. Bienvenido García, quien dice que responsablemente presta dinero a intereses cómodos, manifestó que muchos de los deudores, además de “malas paga”, son malagradecidos. “Si tenemos que regularizarnos lo hacemos, pero nosotros no estafamos a nadie, al contrario, hacemos favores, porque sacamos de apuros a muchos empleados(as) y pequeños comerciantes”, enfatizó.
Con un niño enfermo
“Se imaginan que una persona que tenga un niño enfermo y no tenga nada para llevarlo al médico, recurre a un prestamista y éste, sin ningún tipo de garantía, le
suelta el dinero que necesita, es lógico que ve el cielo abierto, pero los hay que luego al pagar se vuelven irresponsables”, comentó. No le gusta el término usurero y, a la vez, estima que ciertamente hay prestamistas que han llegado al extremo de irrumpir en casas para cobrarse lo que les deben, pero que no son todos que incurren en esa violación a la ley. Pero insistió que muchos de ellos han sido víctimas de asaltos y que algunos han perdido sus vidas. En tal sentido, aclaró que hay personas mala paga, que después de un tiempo se niegan a honrar sus compromisos, pagarles los intereses y sus capitales y que para no entrar en conflictos con la ley, tienen que aceptar con paciencia. Delfin Peña, quien ahora es evangelista, recordó que perdió su fortuna prestando dinero, algunos eran buenos pagadores, pero otros muy irresponsables.
El negocio no es fácil
“Mire hermano, el negocio del préstamo no es fácil, gracias que ya estoy fuera de eso, cualquier fortuna la pierdes, porque no todo el mundo te paga”, dijo. En el caso de Juan, adujo que presta a un “módico interés de un 25 por ciento”; es decir, que el que le debe 2,000 pesos, solo tiene que pagar 400 al mes y que lógicamente, cuando liquidan cuentas, les tienen a la vez que pagar “los cuartos” que les prestaron, sin importar el tiempo que tienen endeudados, porque es una regla establecida y aceptada por ellos. “Los malas pagas están afectando a los buenas pagas, porque ya la mayoría no prestamos sino es con garantía. Quiere 20 mil pesos, déjame tu passola o motor que cuesta entre 30 a 60 mil pesos, ahí hablamos”, afirmó.
Otra cara
Para Juan, un prestamista conocido de Santiago que tiene varios años en esa labor, los clientes son malagradecidos, porque cuando les prestan salen con una sonrisa de oreja a oreja, pero cuando les van a cobrar, ponen una cara más dura que la de un león hambriento cuando ve que su presa se le puede escapar.
Quejas en los cajeros
En los cajeros de los bancos de Santiago y otras partes del Cibao, se registran discusiones entre clientes y prestamistas y personas que tienen a sus servicios, porque muchas veces duran entre 10 a 13 minutos, sacando dinero. Ante esas discusiones muchas veces la Policía tiene que intervenir para poner el orden. Esa situación se da porque como garantía a los obreros y obreras que por obligación toman esos préstamos, les retienen sus tarjetas de cobro con sus claves, para los mismos prestamistas sacar el dinero que les deben y devolverles lo poco que les queda.
Esa situación se ha hecho un proceso habitual los días de pago en empresas de Santiago y otras ciudades del Cibao.
SUCESO
Irrumpen en viviendas.
Tragedia.
Yovanna trabaja en una banca de loterías de Santiago y recuerda que su esposo, que trabajaba como delivery, murió en el 2019 en un accidente de tránsito.
Impotencia.
Ella no sabía que su pareja había tomado a un prestamista de 20 mil pesos para terminar de pagar un motor que había comprado. Pero con nostalgia cuenta que el usurero se presentó armado a su casa con dos hombres más, y les pidió la motocicleta.
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